Una de las etapas del viaje a Japón que más ilusión me hacía era viajar a los entresijos de la cultura popular japonesa localizada en los pequeños pueblos de los alpes japoneses. Pueblos milenarios y aldeas de cuento lejos de la locura de Tokio y otras grandes ciudades del país. Visitamos Takayama y Shirakawa-go.
Como nuestro viaje a Japón era tan solo de 10 días sólo pudimos dedicarle a esta zona un día. Fue un poco paliza porque los desplazamientos para llegar hasta aquí son largos pero desde mi punto de vista mereció la pena. Además de que tuvimos la suerte de disfrutar de una de las cenas más ricas del viaje, degustando la famosa carne de ternera de Hida.
El destino elegido para disfrutar del Japón rural fueron la ciudad de Takayama y la aldea de Shirakawa-go, ambas en la prefectura de Gifu.
DESDE TOKIO HASTA TAKAYAMA
Para llegar hasta Takayama hicimos uso por primera vez de nuestro JRP, que el día antes habíamos activado para poder usarlo. Podéis leer el procedimiento todo sobre el JRP en este post.
Nos desplazamos en metro hasta estación central de Tokio donde cogimos el Shinkansen o tren bala hasta Nagoya, donde cogimos un tren regional hasta Takayama. El trayecto total dura unas 4 horas aprox. En el tren bala fuimos cómodamente sentadas en los asientos que habíamos reservado, sin embargo, en el tren regional nos tocó ir medio sentadas en el pasillo del vagón porque había overbooking. Algo extraño tratándose de Japón, supuestamente el país del orden y la rectitud.
DESDE TAKAYAMA A SIRAKAWA-GO
Para llegar hasta la pequeña aldea de Shirakawa-go hay que coger un bus que sale desde la estación de trenes de Takayama. Salen con cierta frecuencia y suele haber cola. Por lo que lo más recomendable es que nada más llegar con el tren vayáis a comprar los billetes de bus, momento en el que os asignaran plaza en el primero disponible.
El precio del bus i/v fue de 12200 yenes.
VISITA A SHIRAKAWA-GO y PASEO NOCTURNO POR TAKAYAMA
Como sólo disponíamos de un día decidimos hacer el check-in rápido en el hostal (que podéis consultar en este post) e irnos directamente a Sirakawa-go para que no se nos hiciera de noche.
SHIRAKAWA-GO
Shirakawa-go es una aldea japonesa localizada en las montañas remotas de la prefectura de Gifu. Junto con su vecina Gokayama, son Patrimonio de la Humanidad desde 1995 y son reconocidas por sus famosas casas al estilo gassho-zukuri que siguen un patrón arquitectónico único en el país y que se caracterizan por sus enormes tejados en pico necesarios para soportar las enormes nevadas del invierno, como la que nosotras presenciamos.
La visita fue un tanto “dura” pues no paró de llover en ningún momento y estaba todo nevado con lo cual pasear por la aldea era complicado. Aun así creo que vimos una región del país única y que mereció mucho la pena.
En los meses de primavera y verano es posible realizar una pequeña subida por un camino desde donde se pueden divisar unas vistas del pueblo preciosas. Cuando nosotras fuimos el camino estaba cerrado al paso por la nieve.
Aprovechamos la visita para conocer por dentro la estructura de estas casas, visitando la casa de la familia Wada (entrada 900 yenes).

TAKAYAMA
Una pequeña ciudad con un encanto tradicional japonés como pocas otras en Japón, sobre todo en su casco antiguo, que conserva a la perfección casas tradicionales del periodo Edo (1600-1868), época en la que gozaba de gran actividad y comercio. La parte sur de la ciudad, especialmente la calle Sannomachi, concentra casas antiguas, tiendas, cafeterías y destilerías de sake, algunas de ellas con cientos de años. Las tiendas abren normalmente de 9.00 a 17.00 h por lo que si vais a visitar durante el día Shirakawa-go probablemente a la vuelta las tiendas estén ya cerradas a cal y canto.
Eso fue los que nos pasó a nosotras. Dedicamos casi todo el día a visitar Shirakawa-go y cuando regresamos, casi de milagro porque perdimos el último bus y como por arte de magia apareció uno en el que únicamente nos montamos nosotras porque éramos las únicas que quedaban en la aldea, Takayama estaba ya vacía. Era de noche y todos los comercios estaban cerrados. No había ni un alma por la calle, nadie a quien preguntar por algún sitio para cenar.
Gracias a dios entramos en un supermercado milagrosamente abierto y no se ni cómo, porque en este país casi nadie habla inglés, conseguimos hacernos entender y entenderles a ellos. Así fue como terminamos en una auténtica taberna de las montañas japonesas degustando una cena a base de carne de Hida y otros manjares en un ambiente totalmente nipón. Sin duda, uno de los momentos más chulos de todo el viaje y de las comidas más ricas que pudimos degustar.
Beatriz
Lovely Plans
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